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jueves, 6 de diciembre de 2018

Tambor militar histórico DIY (III)

Hoy os traigo la tercera entrega del proyecto "Tambor militar histórico (DIY)". Si queréis refrescar anteriores artículos al respecto, AQUÍ tenéis la primera parte y AQUÍ la segunda.

Este era el estado del tambor al final de la segunda entrega:


©David Valdés


Como trataba de emular los diseños de los tambores históricos, desde el principio tuve muy claro que quería decorar el casco con tachuelas, pues era práctica habitual hace siglos (y necesaria, ya que al doblar la lámina de madera sobre sí misma para formar el cilindro se producía una junta que había que reforzar para que no se soltara. Con el tiempo se convirtió en un elemento decorativo, y también servía para identificar a los distintos fabricantes). Por ello, y en busca de inspiración, me dediqué a bucear en la iconografía y a buscar instrumentos históricos conservados:


"La ronda noturna" (Rembrandt)


"Niño con tambor" (Escuela de Rembrandt)


Tambor de la Guerra de Secesión Americana


Tambor de la Guerra de Secesión Americana


Tambores de la Guerra de Secesión Americana de la colección de William F. Ludwig II


Long drum británico (1714-1727). National Music Museum. Aquí se ve clarísimamente la junta donde el casco se dobla sobre sí mismo, y cómo esta se refuerza con tachuelas para que no se despegue.


Bombo por William Kilbourn (Albany, Nueva York). 1864-1869. National Music Museum


Para no meter la pata y no estropear de forma irreversible el casco, hice algunas pruebas previas sobre una tabla.


©David Valdés


Una vez con la suficiente confianza, me armé de un compás y papel cuadriculado (para facilitar las referencias). Dibujé varias circunferencias concéntricas (tomando como centro el "vent hole") y, a partir de ahí, fui haciendo marcas equidistantes. Esas marcas serían donde clavaría las tachuelas. Una vez hecho el dibujo, fijé la plantilla al casco con cinta de carrocero para no estropear el acabado (centrándolo todo sobre el "vent hole" y alineando la línea diametral "norte/sur" con la marca dejada al cerrar la capa exterior de madera, que también es el eje de simetría sobre el que hice el "snare bed" y el "vent hole". Así quedarían perfectamente alineados todos los elementos, bordonero incluído).


©David Valdés


Antes de empezar a clavar tachuelas (de latón, para que armonizaran con el resto de colores del tambor) tuve que acortarlas, pues la longitud del clavo era mayor que el grosor del casco, y no quería que lo atravesasen. Como siempre hago en estos casos, una vez recortadas machaqué ligeramente las puntas con un martillo para que, al penetrar en el casco, no rajaran la madera.


©David Valdés


El primer trabajo (bastante anodino, por cierto...) fue un mero marcado de cada punto usando la plantilla como base.


©David Valdés


Cuando todos los puntos estuvieron marcados retiré la plantilla, lo que dejó todas las marcas al descubierto. Así, con ese trabajo previo, introducir las tachuelas fue pan comido.


©David Valdés


Así, la primera circunferencia (12 tachuelas):


©David Valdés


La segunda circunferencia (24 tachuelas más):


©David Valdés


La tercera (36 más):


©David Valdés


La cuarta y última (48 más):


©David Valdés


Una vez completada la roseta central me planteé ponerle un embellecedor ("grommet") al agujero ("vent hole"), pero estudiando la iconografía me di cuenta de que era un elemento extraño, así que no lo puse. En esta foto solo lo muestro presentado.

©David Valdés


Completé el diseño (usando la misma técnica de plantilla ya descrita) con cuatro circunferencias más y usando tachuelas de mayor tamaño en su centro (tipo "flor").


©David Valdés


Y aquí tenemos, 172 chinchetas después, el diseño acabado:


©David Valdés


El siguiente paso fue fijar la bordonera (comprada en Cooperman, réplica dieciochesca, y que envié a dorar para que el conjunto fuera coherente -la pieza original era cromada-):


©David Valdés


Ayudado del tapete marcador de ángulos marqué el punto diametralmente opuesto al de la bordonera...


©David Valdés


...y allí instalé el "butt plate" (también de Cooperman, y también enviado a dorar).


©David Valdés

Aquí teneís una foto del tambor presentado con sus aros y parches, preparado para ser encordado (los parches no son los que actualmente tiene el tambor: los arillos de la foto son de aluminio, y eso no es histórico. Actualmente cuenta con parches de piel montados sobre arillos de madera).


©David Valdés


En un futuro artículo os mostraré el tambor terminado. ¿Os gusta este tipo de acabado?, ¿lo consideráis suficientemente histórico? 😉


…et in Arcadia ego.
© David Valdés

lunes, 19 de noviembre de 2018

Platos chinos: ¿cómo los monto?

La cuestión de cómo colocar los platos chinos en los soportes (boca arriba/boca abajo) es algo que suele salir con relativa frecuencia en foros, grupos... Hoy trataré de aclarar este asunto, y para ello empezaremos repasando un poco su historia.

Los platos chinos se llevan fabricando, literalmente, milenios, y siempre se tocaron en pareja, haciendo chocar uno contra otro.









Su función suele variar entre el uso religioso y funerario para ahuyentar a los malos espíritus y el meramente festivo. Observad que la campana está pensada para que el intérprete pueda usarla como asa. También es habitual pasar un cordón (más o menos engalanado) para facilitar su uso.




En este vídeo podéis verlos y escucharlos en un contexto tradicional. Como podéis comprobar, las partes cóncavas son las que chocan entre sí, golpeando sobre la "doblez" tan característica de estos platos (ver también fotos más arriba):




Los emigrantes chinos comenzaron a llegar a Estados Unidos en 1820, y lo hicieron, por una cuestión lógica de proximidad geográfica, a través de la Costa Oeste, siendo San Francisco su principal puerto de entrada. En EEUU se dedicaron a la minería (la fiebre del oro californiana estaba en pleno apogeo) y a la construcción del ferrocarril que atravesaría el país de costa a costa (y, si nos fiamos de los cómics de Lucky Lucke, a las lavanderías). 

Obviamente, llevaron consigo sus tradiciones, y los platos fueron una de ellas. Ya en el primer tercio del siglo XIX se documenta un uso "civil" de los platos chinos, pues eran usados para atraer público a manifestaciones y mítines políticos. Fue a partir de 1865, acabada la Guerra de Secesión, que la batería empezó a tomar forma (los músicos licenciados de las bandas militares tuvieron que seguir ganándose la vida de alguna manera). Al principio había un músico para cada instrumento (bombo, caja y platos), pero poco a poco fueron surgiendo técnicas de "double drumming" que permitieron que un solo músico se pudiera hacer cargo de todos ellos. El uso de soportes y pedales fue dando forma a lo que hoy conocemos como batería.  

Pues bien, a principios del siglo XX el instrumento tenía esta forma:






Lo habitual era llevar dos platos: uno chino y otro turco (también los turcos emigraron a EEUU: los herederos de Zildjian -Avedis III- se establecieron en el país en 1908, con lo que ambos tipos de platos estaban disponibles).

Para colgar los platos se valieron de la cuerda que ya tenían (recordemos que se tocaban sujetos con la mano y chocándolos. Ver fotos más arriba). Solo había que colgar el plato del soporte (de tipo "gooseneck", pues aún faltaba para que se inventaran los que usamos hoy en día) y... ¡voilà! Observad que, tal y como estaba suspendido el plato entonces, los golpes con la baqueta le caían en una zona completamente distinta a la que llevó los golpes durante milenios:




¿Qué ocurre? Que al colgarse de esta manera, el plato quedó "al revés" (tomando como referencia el uso tradicional), y pasó golpearse sobre el borde curvado hacia arriba (con la campana hacia arriba). Con este tipo de soportes ("gooseneck") es imposible colgar el plato con la campana hacia abajo, pues la morfología de la misma y lo flexible del hilo hacen que el plato quede inclinado, ladeado e impracticable para el ejecutante. Pues bien: resulta que los platos chinos se tocaron de una manera durante milenios, llegó la batería y pasaron a tocarse "al revés", sobre una parte que, en principio, no estaba pensada para recibir los golpes (obviad la maza, fue la foto que encontré):


©Compositiontoday


No fue hasta que aparecieron los soportes modernos que el plato chino se pudo sujetar "bien" (con la campana hacia abajo, los golpes sobre el borde doblado que los recibió durante milenios):







Entonces..., ¿cómo los coloco? La solución es sencilla: como me dé la gana... 😉 Es importante saber que, originalmente, estos platos eran chocados, y como ya sabemos qué partes percutían unas contra otras, la opción "correcta" sería poner la campana hacia abajo en el soporte. Obviamente, estos instrumentos llevan tocándose milenios y están diseñados/concebidos para llevar golpes en esa zona, y si los coloco como en la foto inmediatamente superior, los platos no sufrirán nada porque esa es su naturaleza.

Ahora bien... A la hora de hacer música lo más importante es el sonido y adaptarse al contexto musical. Si me gusta más cómo suenan los platos colocados "al revés" (con la campana hacia arriba), nada me prohíbe colocarlos de esa manera, no iré a la cárcel por ello ni me pondrán una multa... Imaginemos que toco en una banda tipo Nueva Orleans o de swing antiguo: si quiero ser históricamente correcto y sonar como se hacía a principios del siglo XX, lo lógico es colgarlo con la campana hacia arriba, que era como se hacía en esa época, aunque fuera todo lo contrario a lo que se hizo en China durante siglos. Contexto y sonido. No hay otra.

Sí hay alguna cosa que debemos tener en cuenta... Es probable que nuestras baquetas sufran si coloco el plato "al revés" (campana hacia arriba) y golpeo el canto. También es probable que el plato dure menos así, pues esa no es la zona originalmente pensada para recibir los golpes. Dicho esto, lo que importa es el sonido, y nuestros soportes modernos nos permiten colgarlos de ambas maneras, así que hagámoslo de la forma más musical y que produzca el sonido que más nos guste. Así de sencillo 😉.


…et in Arcadia ego.
© David Valdés

miércoles, 17 de octubre de 2018

XIV Festival Internacional de Percusión de Mislata.

El próximo sábado, día 20 de octubre, tendré el gusto de dar una "master-class" en el XIV Festival Internacional de Percusión de Mislata (Valencia-España). Tendrá lugar en el Liceu de Música de Mislata entre las 10:00 y las 14:00. Hablaré sobre la nueva edición de "Método de Movimiento para Marimba", trataré aspectos técnicos relacionados con los famososo 590 ejercicios del libro, explicaré cuestiones relacionadas con la música y tocaremos y trabajaremos repertorio con los asistentes.

También participarán a los largo de los cuatro días del festival magníficos profesores: Javier Eguillor dará una clase de timbales, Noel Savón de percusión afro-cubana, Alejandro Galarza de técnicas de enseñanza, Aarón Cristófol de cajón flamenco, David de Cubas de coaching para percusión y Xaloé Marí de pequeña percusión. Además, habrá conciertos de Kolier Percusión y del Ensemble de Percusiones de la Universidad Autónoma de Nuevo León (México). 

Como veis, un programa muy atractivo y que os recomiendo encarecidamente. Adjunto fotos de la programación oficial y un enlace para que podás informaros e inscribiros: www.liceudemusicamislata.com.












¡Estaré encantado de veros el próximo fin de semana en Mislata! 


…et in Arcadia ego.
© David Valdés


viernes, 8 de junio de 2018

"Rute" casero ("DIY").

La semana del día 18 empezaremos los ensayos de la Sexta Sinfonía de Gustav Mahler. Será para el ya tradicional concierto de cierre de temporada que volverá a juntar a las dos orquestas asturianas: la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias y la Oviedo Filarmonía

Tocaré el bombo y, como ya sabreís, en la música centroeuropea existe la tradición del "rute", muy ligado a él. El rute es un manojo de vergas que se usa para golpear el casco del bombo, produciendo un sonido bastante peculiar. Su origen lo podemos encontrar en el davul (podéis recordar mi artículo AQUÍ), antecesor del bombo, que se tocaba con una maza en un parche y con una varilla en el otro. Esta tradición pervivió en nuestro bombo, y ese sonido y forma de tocar se mantuvo (se mantiene) en determinadas zonas de Europa. Compositores como Mahler, Strauss, Stravinsky..., escribieron para él.

Preparando los ensayos y conciertos, quise contar con el mayor número de opciones posibles. Tengo un par de rutes bastante grandes que compré en un bazar oriental a precio de risa (y que ya pudisteis escuchar a la OSPA la última vez que tocó la "Sinfonía Militar" de Haydn), unas "Promark Hot Rods" y unas Vic Firth Rute505. Anticipando acontecimientos, y por si las dos últimas se quedaran cortas de volumen o las primeras se pasaran, decidí hacer unas que estuvieran entre los dos "colores" que ya tenía y así llegar a los ensayos con toda la paleta cubierta.

Lo primero que hice fue aprovisionarme de materia prima en un bazar. En la sección de jardinería/decoración encontré estos manojos de varillas. A 2€ cada uno me hice con un par.


© David Valdés


Longitud y grosor perfectos para hacer un buen rute.


© David Valdés


Junté los dos manojos de "spaghetti" en uno y lo serré por la mitad. Las varillas medían 80cm, así que me quedaron dos "puñaos" de 40cm, lo que resulta en casi 16 pulgadas (15,75, para ser exactos), la medida estándar de las baquetas. ¡Perfecto!


© David Valdés


En el mismo bazar me hice con un rollo de cinta aislante (1€). Cubrí uno de los extremos de cada rute como si pusiera "grip" a una raqueta de tennis y...¡voilà! Un rute perfecto para tocar Mahler.


© David Valdés


Como podéis ver, no hay nada nuevo bajo el sol. Todo este tipo de mazas que están tan de moda y que se usan para tocar la batería, el cajón..., son algo que existe desde muy antiguo. Obviamente, estos apéndices percusivos no solo sirven para tocar en una orquesta: podéis usarlos para tocar vuestro instrumento preferido. El límite es la imaginación y el buen gusto musical.

Por 4,05€ tengo un rute perfecto para lo que me propongo. ¿Vais a dejar de experimentar pudiendo tenerlo tan barato? 😉 Contadme vuestras experiencias con este tipo de "mazas". Prometo subir un vídeo dentro de un par de semanas.


…et in Arcadia ego.
© David Valdés

viernes, 4 de mayo de 2018

"Armonica a bicchieri" en la óperas de Donizetti.

Se ha hecho muy popular estos días un vídeo en el ambiente percusivo. Se trata de los ensayos que se llevan a cabo en la Metropolitan Opera de "Lucia di Lammermoor"; más concretamente, la célebre "aria de la locura" ("Il dulce suono...", acto III, escena 2ª). Lo curioso de este vídeo es que se trata de una interpretación históricamente documentada, pues el famosísimo solo de flauta se toca con el instrumento para el que fue originalmente escrito: la "armonica a bicchieri" (armónica de vasos). La información que leeréis a continuación está sacada del magnífico libro "The Timpani and Percussion Instruments in 19th Century Italy", escrito por Renato Meucci, y que os recomiendo encarecidamente.




La "armónica a bicchieri" es un instrumento que estuvo disponible únicamente en el Teatro San Carlo de Nápoles durante, más o menos, una década. Consiste en vasos que se frotan con los dedos, y la descripción más precisa se encuentra en un tratado de 1846 del napolitano Vito Interlandi:

Hay diferentes tipos, pero la que se usaba en aquel momento estaba compuesta de dos octavas de vasos dispuestos en una especie de caja adaptada a este propósito, y afinada usando más o menos agua en los vasos, que son de diferentes tamaños, desde un Do por debajo del pentagrama hasta un Do por encima de él, y todavía puede alcanzar un Fa agudo, llegando a más de dos octavas, según el fabricante. La melodía se toca con la mano derecha, y los bajos con la izquierda. Las puntas de los dedos, humedecidos con agua, se apoyan ligeramente sobre los bordes de los vasos, y dando vueltas sobre su circunferencia dibujan el sonido. El famoso Franklin elevó el estatus de este juguete al de instrumento en 1763. 

El propio Interlandi dice que, en el momento en que se publica su tratado (1846), la armónica todavía se usaba de vez en cuando en el teatro, pues comenta que "...se debe dejar espacio junto al clave para colocar instrumentos especiales como el arpa, los vasos musicales, u otros, cuando sean necesarios".

Hay dos óperas que Donizetti compuso para el Teatro San Carlo y que orquestó expresamente para la plantilla disponible en él, incluyendo en ellas la armónica de vasos: "Elisabetta o Il castello di Kenilworth" (1829) y "Lucia di Lammermoor" (1835). Desde al menos 1833, en el Teatro San Carlo hubo un "armónico", el mismo Domenico Pezzi para el que se escribió la parte de "Lucía" y que, en el último momento, no la tocó, de ahí la sustitución in extremis por la flauta.

Según Gabrielle Dotto, en su artículo "Voci celesti e scelte critiche", y que fue incluido en un programa de mano de La Scala para una producción de "Lucia", en la partituta autógrafa, en la particella de la armónica, aparece "cancellata ma ancora ricostruibile". Pezzi había ensayado el fragmento con la Taccchinardi-Persiani (soprano del estreno), pero arrastraba problemas con el Teatro, pues ya se había tenido que sustituir la parte de armónica en un ballet previo llamado "Amore e Psiche" (adaptándose dicha parte, proféticamente, a una flauta). El Teatro San Carlo despidió definitivamente a Pezzi argumentando que no era de fiar, y que su sustitución en el ballet se debió a que se había ausentado de la ciudad sin avisar. Pezzi cobraba por actuación (un pionero "freelance"), y alegaba que el Teatro, en dificultades fiancieras, prescindía de él para ahorrarse sus emolumentos. Donizetti decidió la sustitución por "una coppia di flauti" (una pareja de flautas) ante los requerimientos del Teatro tras el despido de Pezzi. Así, el 26 de Septiembre de 1835, día del estreno, no se tocó la armónica.

Añadir que el término "armonica" se usó también para nombrar un instrumento consistente en láminas de cristal tocadas con mazas y, más tarde, con martillos operados por un teclado ("armonica a tastiera"). Este tipo de instrumento fue muy popular en Italia, tal y como se puede comprobar por la abundancia de ejemplos conservados en colecciones privadas.  

Pues bien, queridos flautistas, ahora sabéis que el solo nos pertenece 😉. 

He tocado "Lucia di Lammermoor" varias veces, pero sin armónica por no disponer de ella. ¿Os imaginabais algo así?, ¿os gustaría tocar la parte original? Contadme qué os parece.


…et in Arcadia ego.
© David Valdés

lunes, 16 de abril de 2018

"Método de Movimiento para Marimba" ya está disponible en español.

El pasado lunes 9 de abril fue un día muy especial: después de mucho trabajo, tiempo, esfuerzo e ilusión, por fin se publicaba "Método de Movimiento para Marimba" (L. H. Stevens) en español. Era este un proyecto muy deseado, en el que tanto Leigh como yo habíamos puesto muchas ganas. ¿Mi aportación? Traducir el libro más importante que se haya escrito nunca para este intrumento.


© David Valdés


No creo que a estas alturas haya que explicar la importancia que para la marimba ha tenido Leigh Howard Stevens y su método para tocar con cuatro mazas: es el libro de referencia para todo percusionista desde que se publicara por primera vez en 1979. Su forma de sujetar y mover las mazas, la forma de encordarlas, la revolución que supusieron los mangos rígidos de abedul, los redobles independientes a una mano, los diferentes tipos de golpes, el desarrollo de afinadores en los tubos de todo el registro, las láminas super anchas, el diseño de instrumentos y bastidores regulables en altura, las obras que ha compuesto o han compuesto para él, su trabajo en la publicación de nuevas obras, libros, discos..., han convertido a Leigh Howard Stevens en una figura omnipresente y de referencia para todos los estudiantes e intérpretes de marimba.
 
Tuve la suerte de ser su alumno durante dos años en la Royal Academy of Music, donde estudié para obtener mi "Postgraduate Diploma in Timpani and Percussion". Cuando ambos terminamos nuestro paso por Londres, me puse en contacto con él y le propuse el proyecto. Teniendo en cuenta que en España han calado especialmente sus enseñanzas, que el mercado hispanoblante lo componen 500 millones de personas, que en Iberoamérica hay una importantísima tradición marimbística (México, Guatemala...) y que el español era una de las grandes lenguas a la que todavía no se había traducido "MOM" (debemos recordar que ya existe italiano, francés, alemán y japonés), Leigh decidió dar el paso, y juntos nos embarcamos este proyecto (y debo decir con orgullo que su expresión literal fue "no se me ocurre persona mejor que tú para este trabajo").

"Método de Movimiento para Marimba" (o "MOM", como se le conoce coloquialmente) ha tenido varias reimpresiones y ediciones a lo largo de su existencia. En 2004 cumplió 25 años, y se celebró con una nueva edición revisada y expandida. Fue esta edición del 25 aniversario la que tomamos como base para la versión española.


© Mostlymarimba


Traducir a Stevens es una tarea bastante complicada, pues su sentido del humor un tanto peculiar, los dobles sentidos y las bromas no suelen tener correspondencia en español, pero servidor tiene el mismo tipo de humor, lo que hace que, de la misma manera que encajamos perfectamente durante mi estancia en Londres, la traducción al español no haya perdido ni una pizca de su esencia.

Otro de los problemas (y bien gordo) que se presentó es que, a diferencia del inglés, que puede decir mucho con pocas palabras, el español necesita de complementos, relativos, subordinadas, conjugaciones... Todo eso hace que la misma información ocupe mucho más en español que en inglés, resultando en un verdadero desastre para la maquetación, pues todo lo descoloca. El diseño del libro no se podía tocar mucho, debía mantenerse a grandes rasgos, y eso, con un texto amplísimo comparado con otras ediciones, fue todo un reto...

Así, comencé con un trabajo de mera traducción, tomando notas, señalando posibles errores...


© David Valdés


Incluso anotaba en "post-it" dudas concretas, anotaciones, consultas a la RAE...


© David Valdés


Después de ese trabajo previo imprimí galeradas para comprobar cómo iba el asunto:


© David Valdés


Sobre esas galeradas corregía, modificaba la maquetación, hacía anotaciones...


© David Valdés


El siguiente paso fue una prueba de imprenta, donde ya se podía ver un resultado muy próximo al definitivo. Debo decir que esta edición presenta una novedad respecto a todas las anteriores: la encuadernación en espiral. Un libro que tiene 590 ejercicios y que va a ser usado continuamente en el atril debe ser cómodo para tal propósito, así que se abandonó la encuadernación clásica estándar y se introdujo esta mejora. Estoy seguro de que trabajaréis más cómodamente así.


© David Valdés


Finalmente, y tras un periodo de espera que se me hizo eterno, las rotativas hicieron su trabajo y, ¡al fin!, "Método de Movimiento para Marimba" veía la luz. 


© David Valdés


Es un proyecto muy deseado, en el que me volqué en cuerpo y alma. Puedo decir con orgullo que todo, ABSOLUTAMENTE TODO fue fruto de mi esfuerzo. Desde la idea inicial y presentación, la traducción (que traté de hacer lo más neutra y panhispánica posible, sin giros locales, conservando la intencionalidad, humor y estilo del autor, fiel y que, a la vez, no sonara "a traducción" al leerla, si no como algo que pudiera haber sido escrito por un hispanohablante), trabajo de maquetación, rediseño de fotografías (los archivos originales que contuvieran texto debían ser modificados), consultas a la RAE, el trabajo en InDesign (desde cero, y que implicó hacerme con un MAC específicamente para este trabajo, aprender a usar el programa, pago de la suscripción a Adobe, maquetar...). Fue un trabajo muy duro. Extremadamente duro... Esa dureza no quita que haya sido muy gratificante. Quién me iba a decir, cuando empecé a tocar la marimba con unos 16 años, que no solo acabaría siendo alumno de la persona responsable del libro que utilizaba para estudiar, sino que acabaría siendo el traductor del texto más importante nunca escrito para nuestro instrumento.

He recibido ayuda de Sofía, mi mujer, que ya conoce el libro de memoria por haberlo repasado infinidad de veces en busca de errores. De Diego, que me prestó un Mac, pues todas la fuentes, vínculos y archivos eran inservibles en un PC. De Maite, que me enseñó a manejar InDesign desde cero y siempre estuvo ahí para lo que necesitara. De Jorge, antiguo alumno y Físico, que se aseguró de que todos los conceptos científicos fueran correctos. De David, encargado de Marimba Productions Inc. y mi ángel de la guarda al otro lado del charco, que resolvió con infinita paciencia y prontitud la infinidad de detalles (a veces microscópicos) que yo le proponía resolver tanto en el libro como en la web. De Leigh, que confió en mí para este proyecto.


© David Valdés


El libro ya se puede comprar en mostlymarimba. En breve se podrá adquirir en los canales habituales, pues las distribuidoras que trabajan con MPI ya están avisadas del lanzamiento y, poco a poco, irán enviando stock a las tiendas. 

¿Creéis que es una buena noticia?, ¿os echó para atrás alguna vez no contar con una versión en español? Hacedme saber vuestras preguntas, opiniones o cualquier duda respecto al libro y trataré de responderlas.

   
…et in Arcadia ego.
© David Valdés