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jueves, 28 de octubre de 2010

Música y mar.

El sábado salí a navegar a vela. Soplaba un viento del Noroeste de 11 nudos, que roló hacia el Oeste y se encalmaba a medida que avanzaba la tarde. Por suerte, las previsiones de lluvia no se cumplieron.

A la vuelta, cuando dejamos por estribor la luz verde del espigón del Musel, ya era de noche y, al poco, dejamos por babor los nueve destellos de la marca Oeste de Las Amosucas. En la mar es noche cerrada, pero Gijón brilla al sur...



¿Qué tiene esto que ver con la música? Mucho o nada, depende de cómo se mire... El caso es que a mí me ha hecho recordar una magnífica obra: "Cuatro Interludios Marinos", extraídos de la ópera "Peter Grimes", de Benjamin Britten.

Este compositor escribió fantásticas partes de percusión en sus obras ayudado y aconsejado por James Blades. Yo no conocí al señor Blades (a pesar de que vivió una larguísima vida), pero tuve la fortuna de ser alumno de uno de sus estudiantes: Nick Cole. Además, la influencia de Blades en la Royal Academy of Music (donde yo estudié) es muy notable (de hecho, el aula de percusión que se encuentra en la planta baja, se llama "James Blades Percussion Studio"y tiene una placa que así lo atestigua). Por ello, las partes escritas por Britten no me son para nada ajenas.

"Dawn" (El alba), el primero de los interludios, es bellísimo, y casi se puede sentir el frío de una mañana clara y despejada en la mar. El segundo, "Sunday Morning" (Mañana de domingo), es fresco, limpio... "Moolight" (Luz de luna) es una verdadera maravilla, que me hace pensar en una fantástica noche de verano, con una ligera brisa cálida, y la luna rielando sobre el agua creando un hilo blanco en la mar... La flauta y el xilófono son, en mi imaginación, lágrimas de San Lorenzo que animan un cielo despejado cuajado de estrellas inmóviles. Aquí va tan magnífico fragmento, interpretado por la Boston Symphony Orchestra y Leonard Bernstein:



Ahora bien, como percusionistas, seguro que es el cuarto, "Storm" (Tormenta), el que conocemos mejor. Aquí va este estupendo interludio:



La parte de timbales es fundamental para el carácter de este movimiento, y la toqué con la orquesta de la Academy hace ya algunos años, pero si hay una parte famosa, ésa es la de la pandereta.

Cuando toqué esta parte (siento no tener grabación, pues no la registré en su momento), elegí un instrumento pequeño (de 8 pulgadas) para que me ayudara con la dinámica, con sonajas de hojalata, de forma que su sonido fuera más agudo que las típicas combinaciones de plata/bronce, para así empastar bien con las flautas (el instrumento al que vamos doblando) y para que contrastara con el carácter sombrío del comienzo del interludio (la última parte parece ser el rayo de sol que empieza a aparecer entre las nubes, anunciando el final de la tormenta).

Para facilitarme el redoble (que yo hago con mi dedo medio), pegué una tira de papel de lija con grano 500 (de los más finos). De esta forma me aseguraba el rozamiento y que siempre funcionara el redoble, no teniendo que recurrir a humedecer el dedo, ni nada por el estilo.



© David Valdés

© David Valdés


La parte de pandereta es la que sigue:





Y mi interpretación es ésta:




Observad que hago más piano las notas después de los redobles para frasear como las flautas. Los crescendi y diminuendi  son difíciles, así que cuidado con ellos. Lo bueno es que todos los redobles llevan acento, lo que facilita enormemente la interpretación (el arranque es más seguro acentuado). Para facilitar el último redoble coloco la pandereta más vertical para que las sonajas no se aposenten unas sobre otras, estén más sueltas y reaccionen mejor al dedo.

Ya veis... Una cosa lleva a la otra y un día de navegación en la mar me inspiró para escribir sobre una parte del repertorio para pandereta.


…et in Arcadia ego.
© David Valdés

domingo, 17 de octubre de 2010

Nostalgia radiofónica.

Os lo creáis o no, cuando yo era pequeño (finales de los 70), en mi casa no había televisor. Aún faltaba para que en el salón se acomodara un cacharro a válvulas (que tardaba mucho en encenderse -pues las lámparas tenían que calentarse-, y se apagaba muy lentamente, con un fundido a negro y un característico "piúuuuuuu"). Era en blanco y negro (el color era lujo oriental), y obviamente sin mando a distancia (pero como sólo había dos canales -UHF y VHF-, tampoco hubiera sido de gran utilidad). Cuando había problemas "técnicos", un solícito puño, bien cerrado, se prestaba a darle un buen collejón en la parte superior y, mira tú, lo que antes era una imagen rallada, ahora era el "1, 2, 3, Responda otra vez".



Pero me estoy adelantando... En aquella época, aún no teníamos "caja tonta".

Cuando nos sentábamos a comer, mi padre colocaba en la mesa un pequeño transistor portátil con el que escuchaba las noticias ("el parte", que mucha gente, sobre todo en la zona rural, solía decir). Como sintonía de Radio Nacional, había una música que se me quedó para siempre en la memoria, que a mí me parecía muy triste, y me hacía imaginar el paseo del parque de Isabel la Católica de Gijón en otoño, lleno de hojas caídas. Incluso para un niño como yo, de unos 5 ó 6 años por entonces, esa música me parecía tristísima.



El caso es que nunca olvidaré esa sintonía... Hay determinadas cosas que, siendo niños, se nos meten en la cabeza, y por mucho tiempo que transcurra, jamás olvidamos. Muchas veces están ahí, latentes, sin que nos demos cuenta de ellas, pero basta una pequeña chispa, para que un torrente de recuerdos y emociones nos vuelva la memoria y revivamos tiempos pasados...

Esta melodía no la olvidé jamas, y aún es el día de hoy que la tarareo nota por nota, y la tengo indisolublemente asociada a la imagen de mi padre escuchando las noticias en la radio (aparato que, por otra parte, no sé por dónde andará, pero tampoco olvido).

Dadas las posibilidades de internet, me dediqué a buscarla con interés (ya sabéis que recordar es volver a vivir). Por H o por B, no fui capaz de dar con ella.

Hasta hace unos días, me tuve que contentar con "tirar de disco duro" y recordarla a base de neuronas, pero por fin la encontré (y luego os cuento cómo di con ella, que es lo interesante).

A partir de 0:50, podréis escuchar la melodía a la que me estoy refiriendo (la orquestada para cuerdas y clave):



Si habéis leído el post "El tambor militar español", y habéis reparado en el carácter marcial de la sintonía que os propongo, estoy seguro que ya sabréis por dónde van los tiros...

¡Efectivamente! Se trata de una melodía que se encuentra en el manuscrito de 1761 de Espinosa, cuya copia me proporcionó la Biblioteca Nacional, y del que ya hablé en la entrada "El tambor militar español".






Imaginaos mi sorpresa cuando, puesto a tararear los diferentes toques que contiene el álbum, me encuentro con que "La Generala" se usó en la sintonía de RNE que tantos recuerdos me trae. Con esa información, encontrarla fue pan comido.

Si os fijáis, las orquestaciones para RNE añaden un compás, de manera que queden frases cuadradas de 8 compases, y no las dos frases de 7 que tiene el original.

Según la Reales Ordenanzas de Carlos III, "Quando toda la Infanteria que estuviese sirviendo en un mismo parage, bien sea en Guarnicion, Quartel ó Campo, hubiere de tomar las armas para Marcha, Revista, Exercicio, ó qualquiera otra función, se tocará por prevencion la Generala".

Podéis oir la versión de pífanos y cajas en la web cancionesdemili. Como en la anterior entrada, las discrepancias entre la interpretación y la partitura se deben a que en el archivo tocan la versión de 1769, no la de 1761. 

Nuevamente, buscando información sobre la tradición del tambor militar español, y por casualidad, me encuentro con una vieja conocida, unida de forma indeleble a maravillosos recuerdos de mi infancia.

In memoriam Secundino Fernández Vigil.


…et in Arcadia ego.
© David Valdés

martes, 12 de octubre de 2010

El tambor militar español.

Es curioso que, siendo hoy el Día de las Fuerzas Armadas, mi entrada trate sobre el tambor y la música militar.

Como percusionista, he estudiado rudimentos para caja suizos (la tradición del Tambor de Basilea), franceses (Batard, Coup de Charge, Coup Anglais, Moulin, Coup du Rigodon...), alemanes (Druck Ruf,  Schleifschlag, Französischer Ruf...), holandeses (Lange Voorslag, Dubbele Slagen, Verwisselslagen...), escoceses, americanos... Conozco los 26 rudimentos de la antigua NARD, los 40 del PAS, y las muchas posibilidades que ofrecen los Hybrid Rudiments... Lamentablemente, y aunque sea una contradicción, nunca he estudiado la tradición española referida al tambor.

Como sabemos, el origen de la caja es, de todo punto, militar, y por mor de la invasión árabe, fue España el primer país europeo que conoció este instrumento. El tabor, atambor, atabal, enseguida encontró acomodo en el ejército, y si tenemos en cuenta que España dominó el mundo durante varios siglos, es lógico que un instrumento eminentemente militar fuera de suma importancia en el ejército más poderoso del momento (además, siempre contó con el apoyo de cuerpos mercenarios como walones y suizos, y estos últimos fueron los que iniciaron la tradición rudimental). 

Por todas estas razones, es lógico pensar que, aunque hoy poco conocida, España contó con una tradición propia respecto a la caja.

En éstas me encuentro: investigando y estudiando todo lo referente a  nuestra tradición nacional, y seguro que futuras entradas de este blog tratarán de este asunto.

Mientras tanto, quiero comentaros algunas cosas que voy descubriendo, y que me hacen ver que tenemos la música militar mucho más interiorizada de lo que creemos.

Gracias al servicio de petición de fondos de la Biblioteca Nacional de España, me he hecho con una copia (que se sepa, sólo queda un ejemplar) del "Libro de la Ordenanza Delos Toques de Pifanos y Tambores Que se tocan Nuevamente en la Infanteria Española Compuestos por Dn Manuel Espinosa 1761".




Ya aquí podemos ver la asociación que siempre hubo entre cajas y pífanos como arma de la infantería (tropas de a pie), como contraposición a la asociación de trompetas/cornetas y timbales como instrumentos propios de la caballería (la asociación timbales/trompetas se mantuvo cuando estos instrumentos se incorporaron a la orquesta). 

En este cuaderno podemos encontrar un toque de Retreta con la siguiente función, según las Reales Ordenanzas de Carlos III (¡vigentes hasta 1978!): "El toque de Retreta servirá á la hora que en Campaña señale el General, en Guarnición el Gobernador, y en Quartel el Comandante de él, para retirarse á sus Tiendas ó Quarteles los Soldados que aun no se hubieren recogido, como asimismo para que la Tropa que vaya marchando adelante dé media vuelta á la izquierda, y lo execute en retirada". Estoy seguro de que nos resulta sumamente familiar:





Interpretado por una banda de guerra, la podemos escuchar aquí:




Las pequeñas discrepancias entre la interpretación y la partitura se deben a que están tocando una versión posterior, de 1769, y cuyo original se encuentra en la Biblioteca Real.

Luigi Boccherini, afincado en España, obviamente oyó esa Retreta, y la citó en su conocidísima obra (interpretación del Boccherini Ensemble):



Entrado el siglo XX, Luciano Berio escribe su propia versión:




Muy inteligentemente, Berio orquestó sus variaciones con unos ostinatos de caja, y los primeros instrumentos que tocan el tema son las flautas, lo que nos lleva al origen de esta música: pífanos y tambores.

Más reciente es la versión de David del Puerto. Esta versión es de la Orquesta Sinfónica de Gijón, grabada en directo el 7 de febrero de 2009 en el Teatro Jovellanos de Gijón dirigida por Óliver Díaz, con Rafael Casanova tocando mis timbales barrocos (los mismos cuya restauración pudisteis ver en el post "Restauración de Timbales Barrocos"):




Esta versión, que prescinde de la caja y usa timbales, no me acaba de convencer desde un punto de vista historicista.

Es curioso que un tema que solemos asociar a Boccherini, sea en realidad de Manuel Espinosa... Probablemente, ni siquiera fuera Espinosa el compositor, siendo éste un mero recopilador y ordenador de una melodía militar anterior.

De cantidad de cosas curiosas está lleno el catálogo de musica militar española. Poco a poco, os iré dando cuenta de ellas.

(Me gustaría agradecer a Don Manuel Mefre González la instimable ayuda prestada con relación a la elaboración de esta entrada).


…et in Arcadia ego.
© David Valdés

domingo, 3 de octubre de 2010

Restauración de timbales barrocos.

Aunque algunos ya conocéis mis timbales barrocos y el proceso de restauración al que los sometí, ha habido bastante gente que me ha preguntado al respecto, así que el post de hoy tratará sobre este asunto.

Éste es el estado original de los timbales antes del proceso de restauración:




Como se puede observar, las calderas estaban ennegrecidas por la suciedad, los parches agujereados, las partes metálicas sin brillo, la pintura saltada... Para que los timbales rindieran al 100%, se hacía necesaria una restauración a fondo.

El primer trabajo consistió en reparar la caldera. Para ello se quitaron los parches, aros, todos los apliques, y nos quedamos con la caldera desnuda (obsérvese la diferencia entre las partes cubiertas y las expuestas a los elementos):


© David Valdés
© David Valdés

Todas las abolladuras e imperfecciones se sacaron con un martillo de goma y, una vez completamente lisos, se procedió a su limpieza. Para ello se utilizó un producto desoxidante que se aplicó con una muñeca de metal 000. La foto inferior muestra uno de los timbales en mitad de este proceso:


© David Valdés

Una vez limpio, se le aplicó un pulimento con ayuda de una muñeca de algodón giratoria acoplada a un taladro. Para acabar, y una vez retirado todo resto de productos limpiadores con agua y jabón, se les aplicó una laca protectora en spray. Este tratamiento añade más brillo y protege los instrumentos de ralladuras. La foto inferior muestra la diferencia entre un timbal ya acabado y otro por empezar:


© David Valdés

Lo siguiente fue reparar los apliques y partes doradas (¡que eran doradas sólo se supo una vez estuvieron limpias!):


© David Valdés
© David Valdés

Se sumergieron durante un día en un líquido desoxidante y luego se pulieron. Bastó con el pulido para devolverles su brillo original pues, al ser de latón, no hizo falta aplicarles tratamiento químico alguno para dorarlos:


© David Valdés

Los aros se encontraban en el estado que muestra la foto inferior:


© David Valdés

Los restos de pintura se quitaron con un cepillo de cerdas de metal acoplado a un taladro. El resultado se puede ver en la siguiente foto:


© David Valdés


Una vez limpios, se les aplicaron varias capas de pintura negra en spray para imitar el acabado a pistola. Las fotos inferiores muestran el resultado final:


© David Valdés
© David Valdés

Una vez reparadas todas las piezas, se fueron montando poco a poco los instrumentos:


© David Valdés

Los aros originales sobre los que se montaban los parches eran de madera, y se encontraban en muy mal estado (deformados y astillados). Para reemplazarlos, un artesano del metal hizo una copia exacta de éllos en acero, y sobre ellos se montaron unos parches "SuperKalfo":


© David Valdés

Como detalle final, se pusieron unas arandelas de cuero entre las llaves de afinación y el aro (flecha roja en la foto inferior). De esta manera no hay partes de metal en contacto unas con otras y, además, se facilita el giro de las llaves:


© David Valdés

Antes de ser restaurados, estos timbales tenían unas patas retráctiles como sistema de apoyo (similares a la de un violoncello). Además de no ser práctico (producía vibraciones y ruidos indeseados), era muy poco bonito.

Se construyeron entonces unos soportes "quadpod", que permiten al timbal una mayor resonancia. Para ello se perforó un cilindro metálico cada 90º. Por cada uno de esos agujeros se introdujo un fragmento de varilla roscada, y se soldaron para formar una cruceta (+) que sirviese de base:


© David Valdés

Se cortaron dos barras de cortina de 2,5 metros en ocho fragmentos y se agujereó cada uno de ellos en su centro. Estos agujeros sirven para albergar cada uno de los brazos de la cruceta. Para evitar cualquier ruido extraño, se forraron ambas partes a cada lado de las barras con fieltro de piano. De la misma manera, se puso fieltro adhesivo sobre la parte que entra en contacto con el timbal:


© David Valdés

Los soportes se pueden plegar y mantener en posición gracias a las tuercas de mariposa:


© David Valdés

Acabado el proceso de restauración, el resultado final es éste:


© David Valdés

Además de ser unos instrumentos francamente bonitos, suenan verdaderamente bien.

En este archivo, grabado en directo el 23 de marzo de 2007 en el Teatro Jovellanos de Gijón, podéis escuchar estos timbales tocados por mí con la Orquesta Sinfónica de Gijón dirigida por Óliver Díaz interpretando el "Dies Irae" del "Requiem" de Mozart:

 

Este otro fragmento, que forma parte del CD "Corpus Christi en Toledo", fue grabado durante la festividad del Corpus Christi en la Capilla de los Reyes Nuevos de la S.I. Catedral Primada de Toledo en mayo de 2008. En él, toco estos timbales junto con "Sphera Antiqva" y "Memoria de los Sentidos". La obra es de Jaume Casellas, y se titula "¡Alarma, alarma, sentidos!" (la parte de timbal fue editada por mí, pues no existe en el original):


Como detalle final, los timbales tienen unas fundas blandas a medida fabricadas por Ortolá, y unas "flight cases", también a medida, fabricadas por BSBCase:


© David Valdés
© David Valdés


…et in Arcadia ego.
© David Valdés