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jueves, 11 de abril de 2019

Pabellon turco casero ("DIY").

Como ya sabéis, la percusión y la música histórica me interesan muchísimo. Hacía tiempo que quería conseguir un pabellón turco para poder tocar este tipo de repertorio, así que me hice con unas cuantas cosas y me puse manos a la obra. Antes de comenzar me gustaría presentaros el instrumento: un pabellón turco ("chinesco", "Turkish crescent", "jingle Johnny", "chapeau chinois", "pavillon chinois", "schellenbaum", "cevgen", "cappel cinese", "padiglione cinese", "mezza luna"...) es un instrumento que data de muy antiguo, pero que los europeos conocimos en el siglo XVI de la mano de los turcos y sus tropas de elite, los jenízaros. Gozó de tremenda popularidad como instrumento militar (tanto en bandas como en orquestas) hasta la segunda mitad del siglo XIX, cayendo en desuso a partir de entonces. Lully, Haydn, Ferdinando Paer, Beethoven, Berlioz, Elgar..., orquestaron para él y fue parte indispensable en el grupo de sistri que componían la bassa musica en la ópera italiana del ottocento.


"Gabinetto armonico" (Filippo Bonanni)












Aquí podemos ver una nota manuscrita mencionando a los percusionistas que componían la sección del Teatro La Scala en la temporada de primavera de 1843. Podemos ver que el pabellón turco formaba parte de ella (SIEMPRE lo fue y SIEMPRE se tocaba junto al bombo y los platos. La parte no se escribía pero se sobreentendía -ver Lichtenthal, Picchianti, Dacci y otros-). También podemos ver que el bombo y los platos están asignados a dos instrumentistas diferentes, lo que acaba con el mito de que en la opera italiana se tocaban el bombo y los platos "a uno", con un solo percusionista (además de esta nota hay programas de mano, carteles, archivos, lista de nóminas y cartas que lo prueban). Como curiosidad, también podemos ver un tambor y, dada la fecha (1843), podemos deducir que "Nabucco" seguía representándose (se estrenó en 1842). "Nota dei professori d´orchestra al servizio dell I. R. Teatro La Scala per la stagione di primavera dell´anno 1843. Timpani: Carlo Antonio Boracchi, tamburo: Augusto Stehle, triángolo: Leonardo Negri, capell-chinese: Antonio Sala, piatti: AntonioTangi, gran cassa: Gaetano Rossi".

 


Mi proyecto comenzó con una visita al rastro y la compra de una lámpara horrible. Fea, pero ideal para lo que me traía entre manos...


© David Valdés


La despiecé por completo, quité cables, la limpié...


© David Valdés


Los "brazos" del pabellón serían los de la lámpara, que uní a las cazoletas que sujetaban los portabombillas. Primero marqué dos puntos diametralmente opuestos...


© David Valdés


...y luegó taladré, marcando primero con un punzón, de manera que la broca no resbalara al usar el taladro. Después, fui usando brocas cada vez mayores hasta llegar al diámetro adecuado.


© David Valdés


© David Valdés


Luego solo tenía que sujetar los brazos usando las mismas tuercas que ya traía la lámpara.


© David Valdés


Con los brazos ya hechos, la piezas preparadas, y aprovechando la varilla central que ya traía la lámpara, fue solo cuestión de ensartar y colocar las distintas piezas de manera estética y armónica. También fui colgando cascabeles de los distintos "paraguas". Como siempre, marqué los puntos a taladrar con un punzón y luego usé brocas de tamaño progresivo. Sujeté los cascabeles con tiras de cuero.


© David Valdés


Investigando distintos instrumentos en busca de inspiración di con este, y como me gustó mucho la parte inferior decidí intentar algo similar:




¿Cómo podía hacerlo? Recordé que tenía varios platos de desguace de cuando intenté soldar bronce. Uno de ellos era un Sabian Pro Sonix de 10", y la única tara que tenía eran unas pequeñas rajas en el ojo. ¡Perfecto para el propósito! Lo coloqué sobre la guía de ángulos y marqué para hacer 20 agujeros:



© David Valdés


Marqué y taladré siguiendo el proceso habitual. Limpié y quité los logos de la parte superior para hacerlo más "auténtico" e "histórico" y sujeté los cascabeles en todo el perímetro usando tiras de cuero:


© David Valdés


© David Valdés


© David Valdés


© David Valdés


Este es el resultado sobre el instrumento:


© David Valdés


Como podéis ver, una parte de la varilla quedaba vista, pero ya no tenía más piezas de lámpara con que cubrirla, así que realicé otra visita al rastro para hacerme con más lámparas horribles y así completar el pabellón:


© David Valdés


Aquí tenemos el resultado y la forma en que rematé el asunto en el extremo final (usando una de las cazoletas sobrantes):


© David Valdés


© David Valdés


Como añadí más "paraguas", también a ellos les colgué cascabeles:


© David Valdés


Como la "corona" o "cúpula" conservaba los agujeros por donde se introducían los brazos originales de la lámpara, quise taparlos y disimularlos. Para ello conseguí más volutas en un chatarrero (al que acudí a comprar material para otra entrada del blog 😉). Tuve que usar una lima para dar forma a los brazos y que ajustaran contra la forma redondeada y sujetarlos con tornillos:


© David Valdés


Le añadí más cascabeles, y este es el resultado con la "cúpula" terminada:


© David Valdés


Con todo el tinglado acabado solo faltaba un detalle final: las crines de caballo que adornaban estos instrumentos.





Para ello compré unos alzapaños rojos en la mercería local y los colgué de los extremos del brazo inferior (la verdad, no tengo acceso a crines reales: tuve que conformarme con las borlas de las cortinas... 😃):


© David Valdés


Ya solo hacía falta un soporte para poder tocarlo y, para ello, compré una barra de cortina color bronce en Leroy Merlin.


© David Valdés


También compré varios topes de puerta, que rebajé ligeramente, y que usé para sujetar todo el tinglado a la barra.


© David Valdés


© David Valdés


Ya solo había que "embutir" este árbol de Navidad en el interior de la barra de cortina para que todo quedara listo:


© David Valdés

Como este instrumento se suele tocar golpeando el suelo, conservé el tope de plástico que traía la barra de cortina para no dañar ni el suelo ni la barra.


© David Valdés


También hice unos "pads" con unas alfombrillas de yoga para poder golpear sobre ellos, de manera que, si no deseamos demasiado ruido al percutir el suelo, este quede minimizado.


© David Valdés

He podido fabricar un instrumento que fue tremendamente popular durante unos siglos y que cayó en el olvido cuando las orquestas fueron aumentando su tamaño, los bombos y los platos se hicieron más grandes y, por tanto, su volumen acabó tapando el sonido del chinesco, haciéndolo inservible. Hoy día este instrumento es indespensable en toda interpretación históricamente documentada. ¿Lo añadiréis a vuestra orquestación? 😉 Permaneced atentos, pues subiré archivos de audio en breve.


…et in Arcadia ego.
© David Valdés

lunes, 27 de marzo de 2017

El davul.

Durante la semana del 20 al 25 de marzo toqué con la OSPA un programa magnífico que incluía "El Mandarín Maravilloso", de Bartok. Esta obra incluye una parte de bombo peculiar, en la que se indica que la mano derecha debe tocar las notas con las plicas hacia arriba y la izquierda las que la tienen hacia abajo. Además, se especifica que la mano izquierda debe tocar con una "varilla flexible" (en la edición original).  


© David Valdés


Por la partitura, las indicaciones, el tipo de música, el contexto, el conocimiento que Bartok tenía de la música popular (sus viajes recopilatorios por Turquía, Balcanes y Europa Central) y las explicaciones dadas por el director Rossen Milanov (búlgaro y, por tanto, conocedor de esta música), enseguida caí en la cuenta de que esta parte de bombo estaba clarísimamente influída por el davul. 

Con el consentimiento de mi principal (Rafa Casanova) y de la persona encargada de tocar la parte de bombo (yo estaba a cargo del xilo, el triángulo y el tam-tam), probamos con mi davul. El resultado satisfizo a todos y, además de resultar muy adecuado tímbricamente, el aspecto visual y escénico quedó muy reforzado.


© David Valdés


Como se puede observar, se tocó al modo tradicional (colgándolo de los hombros) y usando las baquetas populares: una varilla muy fina y flexible en una mano y una suerte de "cucharón" de madera en la otra. En la siguiente foto podemos verlas en detalle.


© David Valdés


¿Qué es un davul? Ya hablamos de él en la entrada "Arqueología percusiva", pero hoy vamos a ser un poco más específicos y ahondar en él, su historia, técnica y uso.

El davul es un instrumento de origen turco, íntimamente asociado a los jenízaros, cuerpo de elite del sultán. Estos se hacían acompañar de bandas de música llamadas mehterân (un mehter es uno de los músicos que forman el mehterân), siendo el davul uno de los instrumentos que tocaban en estas bandas.




El davul es un tambor de madera de tamaño variable (entre las 18 y 36 pulgadas de diámetro y unas 10 de profundidad), con dos parches, y que se sujeta de manera que ambos sean practicables. En la mano derecha se sujeta una baqueta con forma de porra o cuchara que toca los graves, y en la izquierda una fina varilla que toca los adornos. La  mano derecha sujeta la maza en la forma normal, tal y como sujetaríamos cualquier otra baqueta de bombo (por ejemplo), pero la izquierda se sujeta de manera que se puedan usar los dedos y así tocar complicadísimas figuraciones. También se usa lo que siglos más tarde se conocerá como "one handed roll" o "freehand technique" (popularizado, entre otros, por Johnny Rabb), aprovechando el choque contra el aro para producir más de un golpe con un solo movimiento. El uso de esta varilla evolucionó hasta el actual "rute".


© mehter.com.tr


©Wikipedia


©Wikipedia


Debido a la expasión del Imperio Otomano, el instrumento (junto con sus compañeros de mehterân) se expandió por los territorios conquistados, y es tremendamente popular en la Península Balcánica, donde recibe nombres como tapan, (así lo nombró nuestro director), tupan, daul, toba, tof, daouli, tupana, lodra, doli, dwola...  

Es seguro que Bartok lo conoció en sus muchos viajes etnomusicológicos y se inspiró en él para escribir la parte de bombo de "El Mandarín Maravilloso". 

Obviamente, Europa conoció este instrumento a través de sus enfrentamientos con los turcos (que llegaron a asediar Viena). Nosotros lo adoptamos (véase la "Sinfonía Militar" de Haydn, "El Rapto en el Serrallo" de Mozart, la Novena de Beethoven...), y a partir de él llegamos a tener nuestro actual bombo. En esta foto se pueden ver juntos a dos parientes muy cercanos: el davul (tatarabuelo) y el bombo (tataranieto).


© David Valdés


¿Cómo suena este instrumento? Aquí tenéis unos vídeos.








Aquí lo vemos en su contexto original, en una mehterân:




Como se puede observar, el camino recorrido por el davul empieza en la música militar, sigue en la música popular y acaba en la música culta. Una inflluencia mutua, trasvase entre diferentes manifestaciones humanas. 

La sección de percusión y el director quedaron encantados con el instrumento. Ni qué decir tiene que también lo podemos usar en toda música de influencia jenízara (ya mencionamos ejemplos más arriba) o folklórica. La curiosidad, la imaginación, el conocimiento y el respeto a la tradición deberían ser nuestras guías a la hora de seleccionar instrumentos para tocar las obras en programa.

¿Le daréis una oportunidad al davul?


…et in Arcadia ego.
© David Valdés