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lunes, 26 de marzo de 2018

Restauración de un tambor militar.

Mientras me hacía mi propio tambor de 16"x16" ("Tambor militar histórico DIY I", "Tambor militar histórico DIY II" y futuras entradas) llegó a mis manos (y a muy buen precio) otro de 14"x12" ya fabricado, por lo que no pude resistir la tentación de hacerme con él y ponerme manos a la obra para adecentarlo. Dicho tambor era un Gonalca en buen estado, pero necesitado de una puesta a punto para lucir en condiciones. Como suele pasar con la mayoría de los proyectos que os presento en el blog, me vi trabajando con varias cosas a la vez.


© David Valdés


Como siempre, lo primero que hice fue desmontarlo por completo.



© David Valdés



© David Valdés


El tambor tiene parches de piel, pero mi sorpresa fue mayúscula al ver el método con que los sujetaron a los aros... En lugar de usar el método tradicional, ¡utilizaron grapas! Nunca había visto algo así.


© David Valdés


El "bearing edge", salvo sucio, estaba en perfectas condiciones (y muy redondeado, como cabe esperar en un tambor de este tipo. Nada de cortes en ángulo a la moda).


© David Valdés


El interior también estaba inmaculado, pero tratado de forma algo tosca.


© David Valdés


© David Valdés







Los apliques de la bordonera también estaban en buenas condiciones, salvo por el hecho de que al tirador le faltaba la pieza principal (daba igual..., iba a usar otras piezas).


© David Valdés
© David Valdés


También tiene "snare bed" (rebaje para los bordones), que se puede apreciar en la siguiente foto.


© David Valdés


Es de una amplitud considerable y ocupa el hueco entre las dos marcas verdes hechas sobre la mesa.


© David Valdés


Este es el casco completamente desnudo.


© David Valdés


Tenía un acabado "mueble de cocina" que fue de lo primero que me ocupé.


© David Valdés


Utilizando lija de grano 50 se lo quité por completo y dejé el casco en su estado natural.


© David Valdés


Repetí el proceso con granos cada vez más finos (tanto en el interior como en el exterior) hasta dejarlo como el culito de un bebé. Debo decir que el casco es de abedul, y trabajar con esta madera es un verdadero suplicio, pues suelta unas virutas que parecen espuma y hace que el proceso sea verdaderamente engorroso.


© David Valdés


Después traté el interior con cuatro manos de aceite de tung, dejando secar cada una de ellas durante 24 horas antes de aplicar la siguiente. Observad la diferencia entre el interior tratado y el exterior crudo.


© David Valdés



© David Valdés

En el exterior volví a trabajar con un viejo conocido: el tinte de castaño. La primera foto muestra el proceso a medias, la segunda recién terminado (aún húmedo el tinte) y la tercera una vez seco el casco y repasado con lana de acero 000.


© David Valdés
© David Valdés
© David Valdés


Una vez teñido procedí a encerarlo (también con una vieja conocida). Este es el resultado final después de 10 manos.


© David Valdés


El siguiente trabajo fue colocar la bordonera. Para que casara estéticamente con el nuevo acabado, encargué una a Gonalca en color latón viejo:


© David Valdés


© David Valdés

Terminado el casco pasé a trabajar con los aros, que tenían algunas grietas que separaban el laminado.


© David Valdés


© David Valdés


Los encolé, y después los sujeté con pinzas mientras se secaban.


© David Valdés


© David Valdés


El siguiente paso fue lijarlos hasta dejar la madera al descubierto. Después les di diez manos de aceite de tung.


© David Valdés


Lo siguiente que se me ocurrió fue adornarlos de alguna manera. No he visto iconografía que muestre aros con adornos, pero como quería que el tambor fuera "barroco", me apetecía cargar un poco las tintas. La primera idea fue pirograbarlos, pero desistí enseguida porque nunca había hecho nada parecido. La segunda idea surgió en los pasillos de Leroy Merlin al ver estas tachuelas de tapicero:


© David Valdés


Las tachuelas eran más largas que el ancho del aro, así que tuve que cortarlas:


© David Valdés


© David Valdés


Aquí podeís ver una tachuela cortada y otra original:


© David Valdés


El problema de clavarlas así es que pueden astillar la madera y abrirle una grieta, así que machaqué las puntas para evitar problemas. Después de hacer pruebas decidí poner dos chinchetas entre cada dos agujeros. Medí, marqué y preparé el orificio de entrada con un berbiquí:


© David Valdés


Luego solo hay que ir clavándolas por todo el perímetro y tener cuidado con los dedos:


© David Valdés


Este es el resultado final:


© David Valdés


Para rematar los aros les puse un enganche (en el original faltaba) al que poder sujetar la bandolera. Lo encargué a Gonalca, también en acabado latón viejo.


© David Valdés


Ahora os cuento un problema... Estos aros tienen unos agujeros que permiten pasar cuerda de 4mm de diámetro. La cuerda del tambor que ya os mostré en ateriores entradas es de 5mm. La cuerda de cáñamo se vende en rollos de 200m, así que tendría que hacerme con otros 200m de cuerda de 4mm solo para este tambor (y eso es mucha cuerda, ¿eh...?). Por tanto, decidí estandarizar los agujeros de todos mis tambores: con una broca y un par de mordazas para sujetar los aros, agrandé los agujeros para poder usar la misma cuerda en todos y no tener que comprar hectómetros de diferentes calibres. Además de para agrandar su luz, este proceso también sirvió para mejorarlos estéticamente, pues estaban algo machacados de soportar la tensión de la cuerda.

Otra cosa a tener en cuenta: estos agujeros están taladrados perpendicularmente al aro (venían así de fábrica), cosa que no me gusta, pues dificulta el paso de la cuerda, luego el tensado. Si os acordáis, los aros del tambor del que ya os mostré el proceso de fabricación están taladrados con un ángulo de 20º. Eso facilita el paso de la cuerda y el tensado y no estropea los agujeros. Me hubiera gustado modificar estos agujeros para "inclinarlos", pero no tengo las herramientas necesarias.


© David Valdés


Aquí tenemos los aros y el casco ya terminados:


© David Valdés


El siguiente trabajo fue fabricar las orejetas de tensado (las que venían con el tambor no casaban con el nuevo "look" y no eran muy prácticas). Escogí cuero de color claro que se pareciera al de los aros y que, a la vez, fuera contrastante con el color del casco. Al revés: para el hilo de cosido elegí un color parecido al del casco para que fuera contrastante con el del cuero. Así quedaba homogéneo en diseño y bonito (o, al menos, a mi gusto...). Todo el material lo compré en Curtidos Carrasco, tienda gijonesa de toda la vida que merece la pena visitar por los olores, colores, género, amabilidad de los dueños... Una cápsula del tiempo.


© David Valdés


Lijé la cara posterior para ganar en rozamiento/agarre:


© David Valdés


Aquí podéis ver la mitad lijada y la otra sin lijar:


© David Valdés


Marqué con un modelo y después recorté:


© David Valdés


© David Valdés


© David Valdés


Después, con esta herramienta que no sé cómo se llama (pero que es super divertida de usar), les hice un filete decorativo en el borde:


© David Valdés


© David Valdés


Con un sacabocados les hice los agujeros por donde pasaría el hilo:


© David Valdés


© David Valdés


Después usé una aguja un tanto especial e hilo plano de cuero para darles su forma definitiva (no buscaba puntadas exquisitas: copié exactamente lo que vi en modelos antiguos).


© David Valdés


© David Valdés


Con las orejetas acabadas, solo quedaba montarlo todo (en una entrada futura explicaré cómo se hace).


© David Valdés


Los bordones los hice con tripa natural que compré en Baena Sonido (estoy aprendiendo y ya tengo el material para hacer mis propios bordones).


© David Valdés


Después de lijarlos para quitarles la laca con que los sirven, los sumergí en agua para ablandarlos y poder colocarlos sin problema (lo sé, la palangana tiene un diseño algo desfasado... 😊):



© David Valdés


Una vez la tripa estuvo húmeda y flexible, hice un as de guía bien ajustado al bulón y empecé a pasar tripa de un lado a otro:


© David Valdés


© David Valdés


© David Valdés


Una vez lo pasé cuatro veces a lo largo del parche inferior, volví a hacerlo firme en el bulón con un as de guía y los dejé secar.


© David Valdés


Bien tensa la cuerda, el tambor ya está terminado y listo para ser tocado. En una futura entrada os mostraré el resultado sonoro, pero debo anticiparos que es extraordinario, con un volumen y articulación capaces de despeinar a todo un regimiento. Un tambor ideal para tocar repertorio tradicional y música antigua.

A continuación os muestro algunas fotos más artísticas:


© David Valdés


© David Valdés


© David Valdés


© David Valdés


© David Valdés


© David Valdés


© David Valdés


© David Valdés


© David Valdés


© David Valdés


Quedo a la espera de subir una muestra de audio de este proyecto. ¿Tenéis algo similar?, ¿habéis trabajado en uno?, ¿lo habéis restaurado?, ¿lo habéis construido desde cero? Espero vuestros comentarios.


…et in Arcadia ego.
© David Valdés

4 comentarios:

  1. Como siempre , impresionante.

    ¿10 capas de tung a los aros ? ¿24 horas entre caos y capa ?

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  2. Gracias. 10 capas de tung. Es posible que alguna más o menos porque a veces no podía retomar el trabajo en cierto tiempo por estar ocupado en otras cosas. Lo mismo con el tiempo de secado: 24 horas en general, a veces más por tener que dejarlo aparacado.

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