Los percusionistas tocamos, muy a menudo, instrumentos que, en realidad, no son aquellos para los que escribió el compositor. Así, tenemos el xilófono de teclado en «Barbazul» (B. Bartok), cuya parte es imposible de tocar en un xilófono moderno; las partes de glockenspiel de teclado de multitud de obras («Flauta Mágica», 7ª de Mahler, «Daphnis et Chloe»…), imposibles de tocar por un solo intérprete en un glock y con baquetas; cascabeles que deberían ser pabellón turco («Pompa y Circunstancia») y multitud de ejemplos más.
A veces desconocemos
que, hace tiempo, nuestro instrumentos tenían otra fisonomía, otra disposición de
las láminas..., haciendo que las partes, tocadas en uno moderno,
se vuelvan mucho más complicadas. Es el caso del que hablaremos
hoy: la famosa y difícil parte de xilófono en la ópera «Salomé», de
Richard Strauss.
El instrumento para el que Strauss escribió es el «strohfiedel», «straw fiddle» o «four row xylophone». Se llamaba
así («violín de paja») porque las láminas de madera (dispuestas en cuatro hileras
verticales) se apoyaban en racimos de hierba seca. Concretamente, Strauss llamó
al xilófono «holz und stroh instrument» (literalmente, «instrumento de
madera y paja»). Aquí podéis ver la partitura al comienzo de la ópera:
Aquí, con el nombre completo ("Holz & Strohinstrument"), lo podemos ver al comienzo de la "Danza de los siete velos" (sabéis que suele interpretarse separada de la ópera en versión concierto):
Obviamente, el xilófono para el que escribió Strauss era este:
Esta antigua versión del xilófono tenía una disposición trapezoidal
de las láminas y las notas estaban dispuestas de la siguiente manera:
Este es el pasaje que nos trae de cabeza a los percusionistas:
Tocado en un instrumento moderno (con las láminas dispuestas como el teclado de un piano) es difícil, ya que hay que evitar que las mazas se crucen y, al ser en Do Mayor, no hay ninguna "tecla negra" a la que agarrarse y tomar como referencia.
Si, por el contrario, usamos el instrumento para el que originalmente escribió Strauss, la cosa se vuelve muchísimo más sencilla. Si miramos el gráfico anterior veremos que, dada la particular disposición de las teclas en el "strohfiedel", solo hay que
mover cada mano hacia arriba en una secuencia muy sencilla sin cruces
ni desplazamientos complicados. Podemos apreciar clarísimamente que Strauss conocía
el instrumento y que escribió la parte adecuándose a sus peculiaridades. Cuando tocamos este pasaje en un xilófono moderno toda esa sencillez y lógica se
pierden porque estamos usando un instrumento diferente al pensado
originalmente por el compositor. ¿Veis ahora por qué es importante
conocer los instrumentos originales para los que fueron escritas las obras del repertorio? 😉
La cosa no se queda ahí. Mirad estos dos pasajes:
Si lo tocamos en un «strohfiedel» todo resulta mucho más sencillo debido a la disposición de las láminas.
Mi opinión es que, siempre que sea posible, debemos tocar las
partes en el instrumento para el que fueron originalmente escritas, ya
que facilita mucho las cosas.
¿Qué opináis de esta parte?, ¿la habéis tocado?, ¿lo haríais en un "strohfiedel"?
…et in Arcadia ego.
© David Valdés
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